Como en años anteriores, se vuelve a celebrar este año, el concurso de literatura hiperbreve ilustrada contra la violencia de género 25 de noviembre de 2011. Participar es también una forma de levantar nuestra voz contra la violencia de género
1 comentario:
Tere
dijo...
Mi experiencia de madre me dice que la coeducación no ha garantizado un mayor respeto en la relación entre ambos sexos. Se decía que con el mayor conocimiento mutuo se suavizarían sus relaciones y se engendraría el respeto. La realidad es que niños y niñas se tratan más en la escuela, pero también se maltratan más. Por eso yo afirmo que nuestra escuela debe movilizarse contra las violencias de género, esas palabras, esos gestos, esos golpes que excluyen y rebajan a las chicas. Nadie ha dicho que sea fácil luchar contra los prejuicios sexistas. Tampoco es sencillo remover el prejuicio de que basta sentar en los mismos bancos de la escuela a niños y niñas para que reine la igualdad, el respeto y la eficacia académica. No vendría mal tener en cuenta que ni la coeducación ni la enseñanza diferenciada son dogmas sino instrumentos que debe ser juzgados en razón de su eficacia en cada caso. En vez de tratar la coeducación como un tabú intocable hace falta una propuesta pragmática de admitir una pedagogía diferenciada, con clases no mixtas en las situaciones y edades en que fuera necesario. En cualquier caso, los que tachan a la enseñanza diferenciada de contraria a la igualdad, deberían demostrar antes que la enseñanza mixta la garantiza.
1 comentario:
Mi experiencia de madre me dice que la coeducación no ha garantizado un mayor respeto en la relación entre ambos sexos. Se decía que con el mayor conocimiento mutuo se suavizarían sus relaciones y se engendraría el respeto. La realidad es que niños y niñas se tratan más en la escuela, pero también se maltratan más. Por eso yo afirmo que nuestra escuela debe movilizarse contra las violencias de género, esas palabras, esos gestos, esos golpes que excluyen y rebajan a las chicas. Nadie ha dicho que sea fácil luchar contra los prejuicios sexistas. Tampoco es sencillo remover el prejuicio de que basta sentar en los mismos bancos de la escuela a niños y niñas para que reine la igualdad, el respeto y la eficacia académica. No vendría mal tener en cuenta que ni la coeducación ni la enseñanza diferenciada son dogmas sino instrumentos que debe ser juzgados en razón de su eficacia en cada caso. En vez de tratar la coeducación como un tabú intocable hace falta una propuesta pragmática de admitir una pedagogía diferenciada, con clases no mixtas en las situaciones y edades en que fuera necesario. En cualquier caso, los que tachan a la enseñanza diferenciada de contraria a la igualdad, deberían demostrar antes que la enseñanza mixta la garantiza.
Teresa García Peiró
(Sevilla)
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